Drogas y rock and roll
Se le conoce como droga a “cualquier sustancia (ya sea terapéutica o no) que, introducida en el organismo, sea capaz de modificar una o varias de sus funciones” (en Barreda Rodríguez, 2010). Hay drogas legales e ilegales; entre las primeras está el alcohol y el tabaco, las segundas las componen la marihuana, cocaína, etc. En Guatemala existe una ley que restringe la venta y consumo de menores de alcohol y tabajo, pero en general un niño o adolescente puede comprarlas sin ningún problema dependiendo del tipo de comercio que visite.
El Artículo 1 de la Ley contra la narcotividad en el país señala que “En protección de la salud, se declara de interés público la adopción por parte del estado de las medidas necesarias para prevenir, controlar, investigar, evitar y sancionar toda actividad relacionada con la producción, fabricación, uso, tenencia, tráfico y comercializacón” de cualquier tipo de droga. No obstante, esta Ley pareciera referirse a las drogas ilegales sin considerar que el alcohol y la nicotina, son drogas también y que según estadísticas publicadas en el Manual Informativo del Patronato Antialcohólico de Guatemala: “aproximadamente ocurren en Guatemala 7 muertes diarias por intoxicación alcohólica” (en Barreda Rodríguez, 2010).
El Artículo 1 de la Ley contra la narcotividad en el país señala que “En protección de la salud, se declara de interés público la adopción por parte del estado de las medidas necesarias para prevenir, controlar, investigar, evitar y sancionar toda actividad relacionada con la producción, fabricación, uso, tenencia, tráfico y comercializacón” de cualquier tipo de droga. No obstante, esta Ley pareciera referirse a las drogas ilegales sin considerar que el alcohol y la nicotina, son drogas también y que según estadísticas publicadas en el Manual Informativo del Patronato Antialcohólico de Guatemala: “aproximadamente ocurren en Guatemala 7 muertes diarias por intoxicación alcohólica” (en Barreda Rodríguez, 2010).
La promoción de bebidas alcohólicas llega a la población en todos los formatos imaginables, así medios escritos, radiodifusores y televisivos con una persuasión disfrazada de alegría, juventud y fiesta. En una encuesta se evaluaron las percepciones de 8,500 estudiantes de 208 escuelas públicas y privadas de los 22 departamentos del país. En su mayoría se autodefinieron ladinos, y un mínimo, mayas. El 52% admitó haber bebido alcohol y el 44% haber consumido tabaco una o más veces en su vida. Aún cuando el Artículo 93 de la Constitución establece que es preocupación del Estado la salud de todos sus habitantes: “El goce de la salud es derecho fundamental del ser humano, sin discriminación alguna” (en Barreda Rodríguez, 2010).
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En el país la Licorera Nacional y la Cervecería Centroamericana son las dos únicas industrias nacionales de bebidas alcohólicas. La primera promueve el ron en varias presentaciones y para distintos tipos de población. Por ejemplo, el ron Zacapa Centenario va dirigido a un segmento poblacional exclusivo que tienen el poder económico para pagar Q400 por botella, pero además ofrecen la bebida VIP, que es la mezcla de ron con bebidas de sabores y que tiene como grupo objetivo el público joven. En la primera gráfica de arriba, la idea central del mensaje es “Toma ventaja” y alude al sentido de competencia tan fomentado en la cultura guatemalteca. La leyenda “cuando lo estás pensando yo ya estoy disfrutando” es un claro aliciente a la juventud de que tomar esta bebida les garantiza una cierta ventaja en alegría, pero también en la sensualidad que proyectará hacia el sexo opuesto.
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Afiches como los de “Verano XL” relacionan también la seducción y el alcohol.
Por otro lado, la Licorera Nacional se ha hecho cargo de patrocinar eventos musicales donde se incentiva a los jóvenes a consumir alcohol mientras se garantiza la música, la felicidad y las bebidas alcohólicas. Por ejemplo, la fiesta que patrocina todos los años para celebrar el Año Nuevo en el Puerto San José, y que es una cita casi obligatoria para los 5 mil jóvenes que se disputan la entrada para beber hasta el amanecer mientras bailan al ritmo de la música de algún grupo musical en vivo. Lo interesante que tiene esta fiesta es su exclusividad; la entrada no se vende porque los hosts encargados hacen una lista de las personas exclusivas que pueden ingresar y que al mismo tiempo invitan a sus amigos exclusivos, lo que la hace aún más atractiva ya que sólo los VIP de la sociedad pueden tener acceso a la fiesta del año. La excusa es la música, pero el verdadero objetivo es promover la marca que le cuesta a la Licorera Nacional unos Q5 millones. El mismo método usa La Cervecería Centroamericana, además de la Bravha que es brasileña y que fue uno de los patrocinadores del Festival musical más grande de Centro América, Rave del Castillo.
Los datos más relevantes obtenidos en la Encuesta Nacional DUSI estipulan que el alcohol y el tabaco son las drogas que más consume la población comprendida entre los 12 y los 18 años. Los varones son los que mayor tendencia tienden a optar primero por el alcohol, seguido de la marihuana, luego el tabaco y por último la cocaína. El sexo femenino usa más los tranquilizantes, seguidos por los estimulantes y el alcohol. El informe asegura que las edades predominantes de inicio de consumo para todas las drogas se encuentran entre los 15 y 18 años, pero entre los 11 y 14 años el primer consumo son los estimulantes, el tabaco y el alcohol. Un alto porcentaje de uso en todas las drogas entre los varones con algunas variaciones, especialmente con la marihuana y los tranquilizantes. Pero las drogas con la mayor brecha entre ambos sexos es la marihuana y la cocaína (en el informe Comisión contra las adicciones y tráfico ilícito de drogas [Cicad], 2003).
Aunque en los EE. UU. se han hecho grandes esfuerzos para combatir las drogas, como la famosa campaña “Just Say No”, en el país anglosajón se invierten US$20 mil millones para promover la ingesta del alcohol, cigarrillos y otras drogas. Estas campañas parecen ser más efectivas en los jóvenes que dicen sí. En múltiples estudios se han demostrado que la edad es determinante para el consumo de drogas en años posteriores al primer consumo. Por ejemplo, un niño que inicia precozmente la ingesta del alcohol y tabaco es 65% más propenso a usar marihuana que otro que nunca ha fumado o bebido (National Institute on Drug Abuse [NIDA], 1995). El efecto es continuo: un niño que fuma marihuana, es 100% más propenso a usar cocaína más adelante. El riesgo se incrementa a medida que el niño inicia el consumo de cualquier droga a menor edad. Anualmente, sólo en los EE.UU., mueren más de 40 mil ciudadanos por enfermedades ocasionadas por el tabaco –más que las muertes ocasionadas por el SIDA, alcohol, accidentes automovilísticos, homicidios, drogas ilícitas, suicidios y muertes por armas-- y se estima que 3 mil adolescentes comienzan a fumar cada día en los EE.UU. (American Academy of Pediatrics, 2001; Institute of Medicine, 1994). El estudio de Healton, Farrelly, Weitzenkamp, Lindsey y Haviland (2006) calculó que la promoción de Bachillerato del 2002 fumaría un estimado de 12.4 mil millones de cigarrillos durante toda su vida, lo que le generaría a la industria ganancias de US$27.3 mil millones; el 58% de éstas a la compañía tabacalera Philip Morris en los EE.UU. (en Strasburger, Wilson y Jordan, 2009: 279-282).
Las campañas publicitarias para promover el uso del tabaco están en todos los países del globo, sobre todo en los del tercer mundo. Se calcula que de seguir en aumento la venta de tabaco, 7 millones de personas morirán al año por enfermedades relacionadas con el cigarrillo en países en vías de desarrollo (Peto, Lopez, Boreham, Thun y Heath, 1992; “Tobacco´s Toll”, 1992) y se calcula que más de mil millones de personas morirán antes de que finalice el siglo por enfermedades relacionadas con tabaco (Bridges, 2006). Pero también el alcohol mata. En los EE.UU. más de 100 mil individuos mueren anualmente por el consumo excesivo de alcohol (Doyle, 1996). Así como el tabaco, los jóvenes que ingieren alcohol están más propensos a usar otro tipos de drogas, y mientras más joven comiencen a beber, estarán de dos a tres veces más propensos a tomar decisiones influidas por el consumo de alcohol o a caer en el alcoholismo. Más de la mitad de los alcohólicos son diagnosticables antes de cumplir los 21 (Hingson, Heeren y Winter, 2006). Pero lo que más alarma debería ocasionar es que en los EE.UU. se registró que la tercera parte de la venta de bebidas alcohólicas provenía de menores de edad: US$50 mil millones en 2001 (Foster, Vaughan, Foster y Califano, 2006) citado en Strasburger, Wilson y Jordan (2009: 283).
Las cifras en Guatemala podrían ser peores debido a que, como se ha expuesto anteriormente, a pesar de las Leyes en la Constitución no hay control en el país para evitar o sancionar el consumo en menores. Tacasa (filial de la británica Philip Morris), y Tabacalera Nacional (filial de British American Tobacco, BAT) incrementaron sus precios a pesar de que han reportado una caída en sus ventas debido al contrabando de tabaco. De enero a septiembre de 2005 la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) reportó Q236 millones de recaudación del Impuesto al Tabaco, en 2006 fue de Q234.8 millones. Las aduanas declararon el ingreso de 6 millones 682 mil paquetes durante los primeros nueve meses de 2006 (Álvarez, elPeriódico). A pesar también de la Ley de Creación de Ambientes Libre de Humo de Tabaco con el Decreto 74-2008, se ha detectado un incremento en el consumo de cigarrillos en los jóvenes guatemaltecos. Se sabe que en la mayoría de casos, cualquier menor de edad puede comprar tabaco y/o alcohol sin que le pidan ni siquiera su identificación. Las leyes parecieran que amparan el uso de algunas drogas, sobre todo por éstas generan millones de quetzales en impuestos.
Pero además, el cine y la programación en la televisión también ayudan a reforzar el consumo de tabaco entre los niños y adolescentes. En las décadas de 1990 y 2000, hubo una serie de análisis sobre el contenido de tabaco en el cine y confirmaron su recurrencia y problemática (Charlesworth y Glant, 2005; Sargent, 2005; Sargent et al., 2004, 2005; Titus-Ernstoff, Dalton, Adachi-Mejia, Longacre y Beach, 2008):
Pero sin ir tan lejos, una película recientemente producida por Paramount Films provocó una gran controversia entre padres de familia y activistas anti-tabaco en los EE.UU. Bajo la categoría de PG, Rango tiene 60 escenas con personajes que fuman tabaco, según Kori Titus, Presidente de Breath California, una organización dedicada a patrocinar programas ambientalistas y de anti-tabaco. En palabras de Stanton Glantz, director de Center for Tobacco Control Research and Education en la Universidad de California- San Francisco: "a lot of kids are going to start smoking because of this movie".
De la misma forma, la programación por cable ofrece todo un menú de opciones que promueven el uso de tabaco, alcohol y otras drogas. Los menores son los que más ven este tipo de programas, por ejemplo That 70s Show (1998 a 2006) en el canal FOX, tiende a minimizar el significado del uso de la marihuana, o la serie Weeds (2005) en el canal Showtime. Pero además, la mayoría de programas en el canal MTV o VH1 exponen material donde el alcohol y la ingesta de otras drogas se exponen libremente.
Por otro lado, la Licorera Nacional se ha hecho cargo de patrocinar eventos musicales donde se incentiva a los jóvenes a consumir alcohol mientras se garantiza la música, la felicidad y las bebidas alcohólicas. Por ejemplo, la fiesta que patrocina todos los años para celebrar el Año Nuevo en el Puerto San José, y que es una cita casi obligatoria para los 5 mil jóvenes que se disputan la entrada para beber hasta el amanecer mientras bailan al ritmo de la música de algún grupo musical en vivo. Lo interesante que tiene esta fiesta es su exclusividad; la entrada no se vende porque los hosts encargados hacen una lista de las personas exclusivas que pueden ingresar y que al mismo tiempo invitan a sus amigos exclusivos, lo que la hace aún más atractiva ya que sólo los VIP de la sociedad pueden tener acceso a la fiesta del año. La excusa es la música, pero el verdadero objetivo es promover la marca que le cuesta a la Licorera Nacional unos Q5 millones. El mismo método usa La Cervecería Centroamericana, además de la Bravha que es brasileña y que fue uno de los patrocinadores del Festival musical más grande de Centro América, Rave del Castillo.
Los datos más relevantes obtenidos en la Encuesta Nacional DUSI estipulan que el alcohol y el tabaco son las drogas que más consume la población comprendida entre los 12 y los 18 años. Los varones son los que mayor tendencia tienden a optar primero por el alcohol, seguido de la marihuana, luego el tabaco y por último la cocaína. El sexo femenino usa más los tranquilizantes, seguidos por los estimulantes y el alcohol. El informe asegura que las edades predominantes de inicio de consumo para todas las drogas se encuentran entre los 15 y 18 años, pero entre los 11 y 14 años el primer consumo son los estimulantes, el tabaco y el alcohol. Un alto porcentaje de uso en todas las drogas entre los varones con algunas variaciones, especialmente con la marihuana y los tranquilizantes. Pero las drogas con la mayor brecha entre ambos sexos es la marihuana y la cocaína (en el informe Comisión contra las adicciones y tráfico ilícito de drogas [Cicad], 2003).
Aunque en los EE. UU. se han hecho grandes esfuerzos para combatir las drogas, como la famosa campaña “Just Say No”, en el país anglosajón se invierten US$20 mil millones para promover la ingesta del alcohol, cigarrillos y otras drogas. Estas campañas parecen ser más efectivas en los jóvenes que dicen sí. En múltiples estudios se han demostrado que la edad es determinante para el consumo de drogas en años posteriores al primer consumo. Por ejemplo, un niño que inicia precozmente la ingesta del alcohol y tabaco es 65% más propenso a usar marihuana que otro que nunca ha fumado o bebido (National Institute on Drug Abuse [NIDA], 1995). El efecto es continuo: un niño que fuma marihuana, es 100% más propenso a usar cocaína más adelante. El riesgo se incrementa a medida que el niño inicia el consumo de cualquier droga a menor edad. Anualmente, sólo en los EE.UU., mueren más de 40 mil ciudadanos por enfermedades ocasionadas por el tabaco –más que las muertes ocasionadas por el SIDA, alcohol, accidentes automovilísticos, homicidios, drogas ilícitas, suicidios y muertes por armas-- y se estima que 3 mil adolescentes comienzan a fumar cada día en los EE.UU. (American Academy of Pediatrics, 2001; Institute of Medicine, 1994). El estudio de Healton, Farrelly, Weitzenkamp, Lindsey y Haviland (2006) calculó que la promoción de Bachillerato del 2002 fumaría un estimado de 12.4 mil millones de cigarrillos durante toda su vida, lo que le generaría a la industria ganancias de US$27.3 mil millones; el 58% de éstas a la compañía tabacalera Philip Morris en los EE.UU. (en Strasburger, Wilson y Jordan, 2009: 279-282).
Las campañas publicitarias para promover el uso del tabaco están en todos los países del globo, sobre todo en los del tercer mundo. Se calcula que de seguir en aumento la venta de tabaco, 7 millones de personas morirán al año por enfermedades relacionadas con el cigarrillo en países en vías de desarrollo (Peto, Lopez, Boreham, Thun y Heath, 1992; “Tobacco´s Toll”, 1992) y se calcula que más de mil millones de personas morirán antes de que finalice el siglo por enfermedades relacionadas con tabaco (Bridges, 2006). Pero también el alcohol mata. En los EE.UU. más de 100 mil individuos mueren anualmente por el consumo excesivo de alcohol (Doyle, 1996). Así como el tabaco, los jóvenes que ingieren alcohol están más propensos a usar otro tipos de drogas, y mientras más joven comiencen a beber, estarán de dos a tres veces más propensos a tomar decisiones influidas por el consumo de alcohol o a caer en el alcoholismo. Más de la mitad de los alcohólicos son diagnosticables antes de cumplir los 21 (Hingson, Heeren y Winter, 2006). Pero lo que más alarma debería ocasionar es que en los EE.UU. se registró que la tercera parte de la venta de bebidas alcohólicas provenía de menores de edad: US$50 mil millones en 2001 (Foster, Vaughan, Foster y Califano, 2006) citado en Strasburger, Wilson y Jordan (2009: 283).
Las cifras en Guatemala podrían ser peores debido a que, como se ha expuesto anteriormente, a pesar de las Leyes en la Constitución no hay control en el país para evitar o sancionar el consumo en menores. Tacasa (filial de la británica Philip Morris), y Tabacalera Nacional (filial de British American Tobacco, BAT) incrementaron sus precios a pesar de que han reportado una caída en sus ventas debido al contrabando de tabaco. De enero a septiembre de 2005 la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) reportó Q236 millones de recaudación del Impuesto al Tabaco, en 2006 fue de Q234.8 millones. Las aduanas declararon el ingreso de 6 millones 682 mil paquetes durante los primeros nueve meses de 2006 (Álvarez, elPeriódico). A pesar también de la Ley de Creación de Ambientes Libre de Humo de Tabaco con el Decreto 74-2008, se ha detectado un incremento en el consumo de cigarrillos en los jóvenes guatemaltecos. Se sabe que en la mayoría de casos, cualquier menor de edad puede comprar tabaco y/o alcohol sin que le pidan ni siquiera su identificación. Las leyes parecieran que amparan el uso de algunas drogas, sobre todo por éstas generan millones de quetzales en impuestos.
Pero además, el cine y la programación en la televisión también ayudan a reforzar el consumo de tabaco entre los niños y adolescentes. En las décadas de 1990 y 2000, hubo una serie de análisis sobre el contenido de tabaco en el cine y confirmaron su recurrencia y problemática (Charlesworth y Glant, 2005; Sargent, 2005; Sargent et al., 2004, 2005; Titus-Ernstoff, Dalton, Adachi-Mejia, Longacre y Beach, 2008):
- En un estudio reciente, el 80% de la exposición al tabaco tiene lugar en películas catalogadas G, PG, o PG-13 (Titus-Ernstoff et al., 2008).
- Tres cuartas partes de películas con categoría G- y PG- exponen el uso al tabaco, y el 90% de ellas en films con categoría R (Sargent, Tanski y Gibson, 2007).
- Las películas con categoría R son las que registran la tasa más alta en el uso del tabaco (Mekemson et al., 2004; Omidvari et al., 2005; Polansky y Glantz, 2004).
- Dos estudio analizaron de 50 a 74 películas animadas con categoría G y que fueron hechas entre 1937 y 1997 por cinco de las compañías productoras más importantes. Más de la mitad de las propuestas contenían escenas con tabaco, incluso las 7 películas lanzadas en 1997 (Goldstein, Sobel y Newman, 1999; Yakota y Thomson, 2001) (en Strasburger, Wilson y Jordan, 2009).
Pero sin ir tan lejos, una película recientemente producida por Paramount Films provocó una gran controversia entre padres de familia y activistas anti-tabaco en los EE.UU. Bajo la categoría de PG, Rango tiene 60 escenas con personajes que fuman tabaco, según Kori Titus, Presidente de Breath California, una organización dedicada a patrocinar programas ambientalistas y de anti-tabaco. En palabras de Stanton Glantz, director de Center for Tobacco Control Research and Education en la Universidad de California- San Francisco: "a lot of kids are going to start smoking because of this movie".
De la misma forma, la programación por cable ofrece todo un menú de opciones que promueven el uso de tabaco, alcohol y otras drogas. Los menores son los que más ven este tipo de programas, por ejemplo That 70s Show (1998 a 2006) en el canal FOX, tiende a minimizar el significado del uso de la marihuana, o la serie Weeds (2005) en el canal Showtime. Pero además, la mayoría de programas en el canal MTV o VH1 exponen material donde el alcohol y la ingesta de otras drogas se exponen libremente.