El contexto guatemalteco
Los educadores se quejan constantemente de la carencia de valores de sus estudiantes que oscilan desde las faltas de respeto entre compañeros y hacia sus mayores, hasta la desvalorización que algunos padres de familia hacen de la función docente. Del otro lado, los padres argumentan que las instituciones educativas no deberían involucrarse en temas como la educación sexual porque es una responsabilidad exclusiva de la familia o que a los docentes les hace falta formación y ser más democráticos en el aula. Y en medio, se sitúan los estudiantes (niños y jóvenes guatemaltecos que pertenecen a familias de nivel socio- económico medio y alto) que expresan como grabadoras el discurso de los medios. No obstante, la mayoría de ellos logra decir algo que probablemente sí les pertenece: los adultos no los escuchan. Lejos de tomar partido por los sujetos que componen la comunidad educativa, la preocupación yace más bien en proponer una visión distinta de la que se está desarrollando y que evidentemente ha dejado de funcionar en la sociedad contemporánea. Esta propuesta tiene como tema dominante la influencia negativa que ejercen los medios masivos de comunicación (la publicidad, prensa, radio, cine, televisión, Internet) en la cultura de las generaciones de hoy conocidas como generación M (por Multimedia), Transmedia o digital.
Para identificar la influencia mediática en las nuevas generaciones, se estudiaron los subtemas que la componen: la violencia, la sexualidad, la alimentación e imagen, las drogas e Internet a partir de los resultados de múltiples estudios elaborados en torno a la tecnología en países como EE.UU., el Reino Unido, Japón, Chile, México, entre otros. Sus conclusiones evidencian el impacto negativo en los mensajes que los medios masivos de comunicación transmiten y las consecuencias en las vidas de los jóvenes de hoy como un elemento agregado a otros aspectos que son parte de la estructura social actual (familias monoparentales, incertidumbre laboral, violencia social, inseguridad). A partir de este problema y de los resultados del estudio de campo titulado La influencia de la publicidad gráfica en la cultura de violencia de los jóvenes (Zamora, 2010) hecha a 279 personas que integran la comunidad educativa de varios colegios privados de la ciudad de Guatemala surge este proyecto cuyo motor es promover la educación en medios en el país. El objetivo es sensibilizar a las autoridades educativas y padres de familia en el tema del influjo mediático y el riesgo que corren los adolescentes guatemaltecos que viven en una cultura violenta que rinde culto al consumismo, al individualismo y a la belleza física, además de cuestionar el papel de la escuela y la familia para contrarrestar los antivalores del medio que rodea a las nuevas generaciones.
Para identificar la influencia mediática en las nuevas generaciones, se estudiaron los subtemas que la componen: la violencia, la sexualidad, la alimentación e imagen, las drogas e Internet a partir de los resultados de múltiples estudios elaborados en torno a la tecnología en países como EE.UU., el Reino Unido, Japón, Chile, México, entre otros. Sus conclusiones evidencian el impacto negativo en los mensajes que los medios masivos de comunicación transmiten y las consecuencias en las vidas de los jóvenes de hoy como un elemento agregado a otros aspectos que son parte de la estructura social actual (familias monoparentales, incertidumbre laboral, violencia social, inseguridad). A partir de este problema y de los resultados del estudio de campo titulado La influencia de la publicidad gráfica en la cultura de violencia de los jóvenes (Zamora, 2010) hecha a 279 personas que integran la comunidad educativa de varios colegios privados de la ciudad de Guatemala surge este proyecto cuyo motor es promover la educación en medios en el país. El objetivo es sensibilizar a las autoridades educativas y padres de familia en el tema del influjo mediático y el riesgo que corren los adolescentes guatemaltecos que viven en una cultura violenta que rinde culto al consumismo, al individualismo y a la belleza física, además de cuestionar el papel de la escuela y la familia para contrarrestar los antivalores del medio que rodea a las nuevas generaciones.
La educación en el país
Para comprender las actitudes y las formas de pensar o de ser de un grupo de personas, es necesario tomar en consideración su contexto, su historia. La población que integra este proyecto pertenece a los descendientes de una generación que vivió una realidad distinta a la que viven sus hijos hoy. Además, Guatemala es un país que se caracteriza por su complejidad. Hablar del presente del país es comprender que a lo largo de 189 años de independencia, sus habitantes se han visto sujetos al autoritarismo, a la segregación y a la inequidad. Guatemala es un país singular, no sólo por su pluriculturalidad y su riqueza geográfica, sino porque su gente nunca ha experimentado la paz. Este hecho determina a los guatemaltecos, cuyo imaginario está dividido por el sufrimiento que sus propios compatriotas han ocasionado sistemáticamente desde los más altos estratos del poder.
Dentro del sistema nacional, se entreteje la inequidad social como hilo conductor. Este hecho sitúa al país con los más bajos índices de desarrollo humano en el mundo: un 27% de los ingresos nacionales se concentra en sólo una 4% de la población (Poitevin, 2001: 55). Si bien es cierto que en el tema de educación ha habido un incremento en la tasa de alfabetismo en los últimos años, la calidad educativa no ha prosperado ni un ápice, ni siquiera para ese 4% que invierte millones de quetzales en educación privada para sus hijos. Por otro lado, la educación parece ser una pirámide invertida para el resto de los guatemaltecos. A medida que un estudiante avanza en escolaridad, menos oportunidades tiene para terminar la Educación Media y mucho menos la Educación Superior (ver Gráfica 1).
Dentro del sistema nacional, se entreteje la inequidad social como hilo conductor. Este hecho sitúa al país con los más bajos índices de desarrollo humano en el mundo: un 27% de los ingresos nacionales se concentra en sólo una 4% de la población (Poitevin, 2001: 55). Si bien es cierto que en el tema de educación ha habido un incremento en la tasa de alfabetismo en los últimos años, la calidad educativa no ha prosperado ni un ápice, ni siquiera para ese 4% que invierte millones de quetzales en educación privada para sus hijos. Por otro lado, la educación parece ser una pirámide invertida para el resto de los guatemaltecos. A medida que un estudiante avanza en escolaridad, menos oportunidades tiene para terminar la Educación Media y mucho menos la Educación Superior (ver Gráfica 1).
Gráfica 1: Asistencia escolar según nivel educativo y socioeconómico, 2006
Fuente: Elaboración propia según datos del INE (2007) citado en PREAL y CIEN, 2008.
Esta diferencia educativa y socioeconómica se evidencia aún más con los resultados de investigaciones y evaluaciones educativas a nivel internacional. Guatemala se sitúa en el último lugar (con un 56%) de los países latinoamericanos en cuanto a la tasa de jóvenes entre los 15 y 19 años que completaron la Primaria en 2005 (CEPAL, 2007). En la Gráfica 2 (abajo) se ilustra claramente esta brecha que existe entre oportunidades educativas y que por consiguiente también lo son en oportunidades laborales y salariales (calidad de vida). La muestra que se estudiará en este informe, se sitúa en el grupo privilegiado, en ese 93% que estudia en Básicos y que pertenecerá al 40% que ingresa a la universidad. Algunos de estos, tienen incluso su futuro asegurado aunque decidan no terminar sus estudios superiores; otros asistirán a universidades extranjeras mientras terminan la licenciatura o la maestría. No obstante, las evaluaciones de los egresados de Diversificado revelan que la mayoría del 80% de los jóvenes graduados de la Educación Media privada del país, no cuentan con la preparación académica que la cultura universitaria exige.
Gráfica 2: Niveles educativos aprobados en porcentajes según año, educación y población
Fuente: Elaboración propia según datos del INE (2000).
Además de lo anterior, la educación también enfrenta la poca calidad educativa que se evidencia en el bajo desempeño de los graduandos en las áreas de lectura y matemática. El 88.9% de los egresados de Diversificado (bachiller, perito, magisterio, secretariado y técnico) están en niveles insatisfactorios o poco satisfactorios, es decir que los estudiantes tienen muy pocas destrezas desarrolladas en la comprensión lectora de acuerdo a su grado (Mineduc, 2008).
Los resultados de las pruebas de admisión de la Universidad San Carlos de Guatemala son igual de desalentadores en donde en el 2006 sólo 80 de 600 aspirantes pasaron las pruebas de una facultad, y de éstos casi el 80% reprobó sus estudios al terminar el primer ciclo universitario (Hernández, 2007). Este fenómeno refleja muchos factores, no sólo de los alumnos/as sino también de la mala calidad educativa en todos los niveles de las instituciones escolares y universitarias del país que evidencian enormes fallas en el proceso de formación y selección de estudiantes quienes serán los futuros empresarios, líderes, docentes, médicos y políticos de la nación; un futuro no tan lejano.
Los resultados de las pruebas de admisión de la Universidad San Carlos de Guatemala son igual de desalentadores en donde en el 2006 sólo 80 de 600 aspirantes pasaron las pruebas de una facultad, y de éstos casi el 80% reprobó sus estudios al terminar el primer ciclo universitario (Hernández, 2007). Este fenómeno refleja muchos factores, no sólo de los alumnos/as sino también de la mala calidad educativa en todos los niveles de las instituciones escolares y universitarias del país que evidencian enormes fallas en el proceso de formación y selección de estudiantes quienes serán los futuros empresarios, líderes, docentes, médicos y políticos de la nación; un futuro no tan lejano.
Además de que la juventud no desarrolla las habilidades superiores de pensamiento, en el “Informe sobre la situación de Guatemala” (2006) Fernando Bermúdez [1] apunta que son cinco los problemas que afectan al país, entre ellos “La degradación de los valores humanos. Las conductas violentas, la criminalidad, la corrupción, el marcado individualismo, la competitividad, el afán de lucro [...] se han incrementado en el país. La decadencia de valores éticos afecta enormemente a toda la realidad humana, a la vida familiar, social, económica, política y cultural...”. Construir ciudadanía y por lo tanto una comunidad en el país, implica construir los cimientos de nuevas generaciones que estén capacitadas para reestructurara un país con altos índices de desarrollo. Debido a estas razones, se considera urgente iniciar un nuevo enfoque educativo que difiera de las estrategias tradicionales que las instituciones educativas del país usan con el fin de contrarrestar la influencia, no sólo de la violencia que existe en el contexto nacional sino también del mundo mediático en el que viven sumergidos los pre-adolescentes y jóvenes de la Guatemala del siglo XXI.
El viejo tema de la crisis de violencia y valores en la sociedad guatemalteca se agudiza después de la guerra interna que duró 36 años. Poitevin (FLACSO, 2001) apunta en Nadie quiere soñar despierto (Ensayos sobre juventud y política en Guatemala) que los jóvenes entrevistados para su estudio se caracterizaron por su visión individualista y el enorme desconocimiento que tienen en torno a conceptos relacionados con democracia, nación, libertad, y en los temas de la guerra interna, los Acuerdos de Paz, entre otros. La juventud admitió tener proyectos personales pero no expresó tener intenciones de involucrarse ni en lo social ni en lo político. El autor lo explica desde diferentes perspectivas en las que subraya tres elementos: la baja calidad educativa y del profesorado en general; la perpetuación y reproducción de la violencia, el autoritarismo y la represión como castigo en la familia y la escuela; y el pesimismo de la juventud ante un futuro incierto en el que no vislumbran un futuro mejor que el presente. Poitevin destaca la importancia en la deformación de la información mediática en donde agrega: “la publicidad, la cual bombardea constantemente con multitud de mensajes que son muchas veces contradictorios o desorientadores, más pornográficos que eróticos” (p. 47). En este aspecto asegura que estos temas no se suelen abordar abiertamente en la familia porque “los padres no están preparados para orientar a sus hijos” (Idem).
Pero si la familia no toma cargo en desarrollar la crítica reflexiva ni la discusión sobre temas tan trascendentales como el sexo, la homosexualidad, las formas de relación con el sexo opuesto, los anticonceptivos, entre otros temas, lo único que refleja, como apunta Poitevin (p. 49), más que sus posturas retrógradas, es su propia cultura machista. Los jóvenes no tienen más remedio que advertir prematuramente las pautas, los códigos de cortejo y los límites y modalidades del mismo a través de los medios de comunicación y la emulación de las conductas dominantes de sus círculos sociales próximos.
En este aspecto, sería necesario admitir que las cosas han cambiado y que la realidad de hoy demanda la readaptación constante y permanente. La escuela debería ser una de las entidades líderes en evidenciar la adaptabilidad en sus normas y en sus programas curriculares, tanto en su gestión administrativa como dentro del aula. De esta manera, las TICs han venido a transformar el modelo “frontal” y el trabajo individual, por las modalidades más horizontales y en equipo donde el rol del docente ya no es tampoco el mismo. Los proyectos curriculares deberían ser programas centrados en las necesidades y demandas específicas del país, de la región, de la población. En este sentido el Informe del SITEAL [2] (en Rodríguez, 2010) concluye:
En este aspecto, sería necesario admitir que las cosas han cambiado y que la realidad de hoy demanda la readaptación constante y permanente. La escuela debería ser una de las entidades líderes en evidenciar la adaptabilidad en sus normas y en sus programas curriculares, tanto en su gestión administrativa como dentro del aula. De esta manera, las TICs han venido a transformar el modelo “frontal” y el trabajo individual, por las modalidades más horizontales y en equipo donde el rol del docente ya no es tampoco el mismo. Los proyectos curriculares deberían ser programas centrados en las necesidades y demandas específicas del país, de la región, de la población. En este sentido el Informe del SITEAL [2] (en Rodríguez, 2010) concluye:
Las escuelas deben interactuar hoy con adolescentes que nacieron y se criaron en un mundo muy diferente a aquel en que nacieron sus padres y maestros. Y más diferente todavía del mundo en el que esas escuelas fueron concebidas. Los adolescentes actuales se socializan en contextos mucho más competitivos, en que los clásicos lazos de cohesión social se ven debilitados, dando lugar a nuevas formas de integración aún poco descifrables. Son escenarios atravesados por una noción de las distancias modificada por el hábito de las experiencias migratorias, las conexiones virtuales, la conformación de comunidades despegadas del territorio y la disolución de los clásicos límites entre la ruralidad y el espacio urbano. Sus primeras experiencias se dan en contextos en que nuevas formas de violencia tienden a naturalizarse, proponiendo una relación con la muerte hasta ahora inédita [el subrayado es propio].
En cuanto al país, dice Poitevin (2002: 24): “La escuela es el espacio cultural que refleja las características de la sociedad en que se desarrolla, por lo tanto, en Guatemala, la escuela es deficiente y de un paupérrimo nivel científico, autoritaria y conservadora”. Es entonces que vale la pena preguntarse: ¿qué país quieren los guatemaltecos?
El mundo de hoy puede llegar a ser un lugar inhóspito para cualquiera, pero en Guatemala la vida en general gira en torno a la violencia y a la ausencia de ética. La corrupción, la impunidad y la inseguridad son los temas principales de las noticias nacionales, pero también en las familias donde los niños no tienen la libertad de salir a jugar al aire libre por miedo a ser secuestrados o asesinados. Los proyectos de vivienda tipo “condominio” proliferan la ciudad, pero también la seguridad se ha triplicado dentro de los edificios de apartamentos y de oficinas así como en los centros de salud, comercios, instituciones públicas y privadas. Aún así se desconfía de los que están “adentro”. Los niños y jóvenes de hoy viven sumergidos en un territorio de incertidumbre. Bajo este panorama es que surge la preocupación de analizar y debatir la influencia que tiene la publicidad gráfica, además de cuestionar si el papel de la escuela y la familia en la vida de las nuevas generaciones se están cumpliendo a cabalidad.
[1] Coordinador de Derechos Humanos dek Obispado de San Marcos de Guatemala y miembro de equipo de coordinación de la Pastoral Social de la Diócesis de San Marcos.
[2] El SITEAL es el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina que es un proyecto que producce y pone a disposición materiales analíticos acerca de la relación entre la dinámica social y las prácticas educativas en la región. Disponible en: http://www.siteal.iipe-oei.org/
[2] El SITEAL es el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina que es un proyecto que producce y pone a disposición materiales analíticos acerca de la relación entre la dinámica social y las prácticas educativas en la región. Disponible en: http://www.siteal.iipe-oei.org/